El amor propio es la aceptación, el respeto, las percepciones, el valor, los pensamientos positivos y consideraciones que tenemos hacia nosotros mismos y que puede ser apreciado por quienes nos rodean.
El amor propio depende de nuestra voluntad para querernos,
no de quienes están a nuestro alrededor ni de las situaciones o contextos en
los cuales no desenvolvemos.
El amor propio es el reflejo de cómo es la relación y los
sentimientos que tenemos por nosotros mismos, hacia nuestro físico,
personalidad, carácter, actitudes y comportamientos.
Cuando los individuos reconocemos el amor apropio, es porque
se ha alcanzado un equilibrio entre el estado anímico y nuestra autoestima. Ese
equilibrio se proyecta al exterior como un sentimiento de bienestar que se
expresa de diversas maneras y se goza.
En general, se dice que antes de amar a otra persona primero
debemos amarnos a nosotros mismo para así saber valorarnos, reconocer que
merecemos cosas buenas y bonitas a lo largo de la vida y que somos dignos de
amar y ser amados.
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